Canicas blancas y azules,
luces de patria de infancia, me siento a verlas.
Tu sonrisa de noche es sólo música, tan sólo amor.
Paseos de tarde, luz lejana, el campo difuso y al fondo la vida.
No te vas de mi, no te retiras, me gusta así,
como si nada, como si todo.
Ruleta de rojas con negras,
vasos de cicuta lenta, esculpiendo nidos de azar y costumbre.
Llueve en Madrid y se hace tarde.