Hay faros que rompen el corazón de las tinieblas
y alientan auroras imposibles
y se extrañan esas cosas
a este lado del océano
se echa de menos la luz,
y el refugio de tus brazos.
No sirve cualquier cosa,
ni la carne hueca de las noches para dormir sin hormigueo
ni el canto del ruiseñor para despertar sin la boca seca;
se echan de menos
las ventanas abiertas al océano
porque las estrellas de mi frente ya están frías
y las isobaras de mis sueños parpadean.
Conozco las señales de los faros
sus auroras imposibles,
tanteo el corazón de las tinieblas
donde la sangre es caliente y espesa,
donde habitan tigres que me saldrán al paso.